Habitar

 Por Mauricio Castaño H
Historiador
Colombiakrítica


El hábitat es nuestra segunda piel que nos protege de las adversidades del mundo exterior. Nuestra primera casa es el vientre materno, luego salimos al mundo del planeta tierra y allí también nos espera un abrigo llamado casa con su techo y cuatro paredes, allí nos protegemos del frío y del peligro del mundo y del afuera. 


El afuera nos espera para ganar el pan no sin batallar porque otros muchos harán lo mismo. Es el conocimiento de la vida. Los pájaros construyen su nido, la presa es alcanzada con el mayor sigilo por el felino hambriento, cada paso dado es calculado, sopesado, como en el homo sapiens pesar es pensar, calcular. En campo abierto, moverse equivalente a huir, escapar, en la guarida, en el hábitat, en las cuatro paredes nos resguardamos, construimos nuestra seguridad. El hospedaje es para comer en calma. Allí la naturaleza y la cultura son solidarias hasta el punto de no saberse dónde empieza una y dónde termina la otra.


Vivimos en este tránsito entre el adentro y el afuera, se resalta el arraigo por la tierra por parte del campesino a diferencia del citadino que siempre está de paso, de aquí para allá sin mucho sentido de pertenencia. El campesino habita la tierra, ella es su amante, él hace geografía, configura el paisaje. El citadino no para de ir de un lado para el otro, no se halla, vive como perdido. En la ciudad no se tiene la sensación de habitar. En la ciudad se habita siempre adentro, todo es encierro, nada de campo abierto. Y más allá, nos estamos jugando, destruyendo nuestro hábitat común de la madre tierra por un campo desolado, sin vida, el cuerpo disociado de la tierra, la carne del humus, mi reino no es de éste mundo canta la cristiandad y para remate una tumba vacía para reiterar el desprecio por la tierra, por lo pagano, por el pagus que es la tierra misma.


Partir, Desarraigo, Levedad


Ex-istir, estar por fuera, estar en el exilio es perder, toda partida tiene su halo de amargura por lo que se deja y por el riesgo de olvido a que nos sometemos con los que amamos. Pero no hay amor sin partida, el desarraigo, el desapego enseña el valor de lo que se tiene y de lo que se pierde. Ir ligeros de equipaje para el viaje, cada cosa en su lugar y cada lugar para cada cosa, no todo sirve en toda parte, la levedad es el valor a seguir. La enseñanza, la pedagogía vale por camino, por viaje. 


El que viaja está siempre atravesando, aunque el turista va y viene sin ningún sentido de pertenencia, está en tierra de nadie. En cambio el habitante, el oriundo hace el paisaje, el campesino con sus manos hace la geografía. La casa, la morada es lugar para la inmovilidad, para el reposo, el viviente se planta, se pone en un lugar fijo.


Regreso


Todo regreso es riqueza por todo lo que se aprende, por lo que se deja y por lo que se adquiere. Se parte para y por el derecho a desaparecer. Plantarse es esquivo a la vida que siempre es agitación, es movimiento. Solo plantarse para morar, para guarecerse. Pero el desapego es raro. Aprendimos a plantarnos para el descanso, una casa y un terruño dan seguridad, no importa si sea falsa, mera ilusión, pero en la cultura del tener, de la propiedad tan inculcado. 


Formateo, Encajonamientos, Ciudad


El formateo en el humano es encajonamiento, vivimos en cajas, en apartamentos, fábricas, galpones avícolas, marraneras, escuelas para niños, fábricas para obreros. Se encajona, se concentra para una mejor explotación de la fuerza laboral pero la distribución equitativa no se da, es muy desigual. Es la deriva de la racionalidad administrativa en especial de la ciudad, porque el campo ha sido absorbido por ésta, incluso el país, la nación tan sólo se sostiene en la mera ilusión, en la conglomeración citadina, lo urbano ha ganado, es la unidad de medida que sobresale. Somos ciudadanos del mundo gracias a la inteligencia virtual, en cualquier lugar se puede trabajar, trabajo en Medellín, Bogotá, Brasil, México, Singapur pero la empresa está en Europa, en Norte América. 


Pueblos Dormitorios


Incluso la ciudad misma está siendo absorbida por la industria, el aire irrespirable, el ruido insoportable, la inseguridad, la criminalidad, la inequidad, la indigencia, toda esa geografía de caos hacen posible los poblados cercanos llamados dormitorios, trabajo en la ciudad pero vivo y duermo en un pueblo cercano, allí encuentro la paz. Pero además, con la virtualidad, muchos desplazamientos se han convertido en inútiles, en casa puedo trabajar sin necesidad de ir a la empresa. 


Ciudad Jardín, Edén Universal


Anhelamos la paz del campo. Por lo demás, el jardín es solaz, paraíso y edén universal. No es gratuito que la flor es la que mejor homenajea a los muertos sin ofenderles por su existir sencillo y silencioso. Los hábitats imitan al jardín. Las ciudades sin parques son infiernos de los que se quiere salir pronto. Lo fascinante nos inmoviliza. La libertad moviliza, hace vibrar. Pero la guillotina, el asesinato inmoviliza a la presa, primero suplicio, luego la muerte. El poder es matanza, patología de asesinato, todos quieren llegar primero, alcanzar el triunfo, ganar, danza sangrienta, thanatocracia.


Jardín es paraíso invadido de flores, es la paz versus la selva, es el Edén primitivo, universal. Se construye de manera arborescente. Los hábitats imitan a los jardines. Las ciudades sin parques son tedio que olvidan nuestros orígenes. Correr para escapar del depredador. La necesidad temporal de inmovilidad impone un hábitat, un paraje, un campamento, una vivienda en nuestros tiempos modernos. Nada novedoso, sólo imitamos a las plantas (Serres en su antropología del Habitar).


Casa Común versus La Tierra Fetiche 


El humus se constituye con la carne y se descompone en la tumba y hace el humus, engendramiento de la carne - tierra, de allí el apego y la constitución del paisaje. La tumba se vacía, la resurrección es la transformación, la transubstanciación. Las tumbas se vacían al igual que lo santo, fin de la momificación, fin de la relación del cuerpo con la tierra, fin de los cultos, de los ancestros, fin del hábitat arcaico. Es la tierra fetiche. 


La parcela ya no es tierra santa, carne resucitada, dejad que los muertos entierren a los muertos, no hay lugar ni tierra santa en este valle de lágrimas. Emerge la tierra objeto, la objetivación, el mundo, la tierra es mero juguete de experimentos de los hombres y la ciencia su instrumento: geógrafos, cartógrafos, exploradores, cosmonautas son todos bienvenidos, las minas de oro y petróleo os esperan. Fin de lo sagrado y advenimiento de la explotación del globo terráqueo, canto a los héroes, admiración a los asesinos en este valle de estiércol.


Rompimiento de la relación con la tierra: la resurrección. La tierra ya no es nuestra Madre, es hija, es fetiche, es poder trascendente, sometida a nuestras vanidades y caprichos. El antropoceno inaugura la dependencia de la tierra por nosotros los humanos. Historia de asesinos. Quirinos dios de las finanzas, Marte de las guerras y Júpiter dios demagogo de los discursos.


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Esquiva Libertad

 Por Mauricio Castaño H
Historiador
Colombiakrítica


La libertad tan deseada pero tan inaprensible, seguimos atados a las cadenas, no importa qué tanto pesan, las seguimos arrastrando, hacen parte de nosotros al punto que las amamos, las defendemos, desesperamos sin nada qué hacer, el tiempo libre, la libertad es un encarte, no sabemos qué hacer con ella, es nuestra propia esclavitud, el tiempo que pasa es nuestro azote. Levantarse todos los días a pelear por la subsistencia, arrastrar incluso la indigencia, no importa que tan duro sea, en nuestros ojos aún hay destellos de felicidad, abrazamos al amo, lo amamos.


De paso por la ratonera, recordar, los miserables siguen amando al patrón, no importa que los haya tirado en donde están, somos el perro que defiende al amo a cambio de las migajas, de las sobras que tiran por debajo de la mesa. Los obreros aman a quiénes le chupan la sangre, mejor ser esclavos a morirnos de hambre, la vida en el afuera y en la independencia es muy dura, no hay que arriesgar tanto, calculan los hombres de a pié. Nunca fuimos modernos si por ello ha de entenderse una mayoría de edad, una libertad ganada para el ejercicio de la igualdad de los derechos, para ejercer la democracia.


Pero tan lejos de todo esto. No se puede perder el reino por un caballo. Los amos siguen más vivos que nunca, los esclavos modernos los aman, los defienden, las multitudinarias marchas patronales son los pies, los ojos, los brazos, el cuerpo entero de los obreros y los miserables que siguen los pasos de su patrón, le admiran, le quieren, le imitan, le aman, dan la vida por él. Los súbditos están allí, el hombre moderno no se ve, se enfatiza por los deberes del súbdito y por ninguna parte se reclaman los derechos del ciudadano.


Caminamos hacia el despeñadero, somos una sociedad suicida, de muerte, eso quiere decir thanatocracia, el poder político, económico y militar- industrial al servicio del asesinato, predican la muerte como salvación. El hombre de Poder se proclamó amo y señor del mundo, la ciencia es su sirvienta. Tienen el monopolio de la violencia. Usan la estrategia de divide y reinarás, sabios ignorantes y científicos incultos desarticulados, ya no es la lucha cuerpo a cuerpo.


El ser es inherente a la sociedad, igual como los órganos de un cuerpo codependen unos de otros, la parte y el todo son indisociables, todos funcionan en un sistema para hacer posible la vida. Pero la ciencia se volvió tan sólo mera herramienta que sirve a la dominación de quienes promueven la muerte como salvación. La palabra orden no es más que obediencia ciega, sometimiento, servidumbre voluntaria que atonta. Lejos estamos de la democracia, de la república, la cosa común que beneficia a todos. Ciencia y poder, positivismo político, la razón al servicio de la muerte y de la destrucción de la casa común, del oikos. El orden, el homo sapiens en animal político, despótico. Locos que juegan al poder gracias a esa esquiva libertad.


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Carne y Piedra

Por Mauricio Castaño H
Historiador
Colombiakrítica


Pasar, caminar, siempre moverse, partir y regresar. La vida definida por el movimiento. La inmovilidad y el aislamiento matan. Moverse y congregarse, en el aislamiento y en la quietud morimos. El afuera y el adentro. Se rompe el cascarón para ganar independencia. La mano y el martillo empuñado, es el gesto de querer salirnos de nosotros mismos. El yo que se exterioriza y se busca en el afuera para no encontrarse, pero no importa, porque la vida es movimiento, es búsqueda incesante. Qué sería de nosotros si no tuviéramos algo por delante que nos atrajera, que nos motivara, que nos pusiera en movimiento, algo por qué luchar, algo que le dé sentido a nuestras vidas, a nuestra existencia.


Apunta de querer estar afuera, de salirse uno de sí mismo, la mano ingeniosa crea la herramienta, con ella traza calles, construye pasajes, centros comerciales, edificios, viviendas, todo esto devela nuestros movimientos, el estar de un lado para el otro, yendo y viniendo, partiendo y regresando, estamos en casa pero el afuera nos jala, pero luego es a la inversa, las raíces nos jalonan, nos hibernan. Moverse, siempre el movimiento. La ciudad es un escenario de intercambios, todo el tiempo funcionando, es el ruido y la antítesis de la arcadia del miserable campo donde la vida sin servicios básicos está en constante peligro.


La piedra y la carne dicen bien de este doble registro de la materia y el espíritu, lo suave y lo duro, palabras y cosas, lenguaje y mundo. Nos enseña Michel Serres en Estatuas que toda estatua, toda momia, toda pirámide es piedra o sólido que recubre la carne. Estatua es un cuerpo viviente recubierto de piedras. Las piedras tiradas se amontonan para cubrir, para tapar al cuerpo lapidado. La carne, el hombre bajo tierra se descompone, se convierte en humus, regresa a su estado inicial. Es la transubstanciación, cuerpos mezclados, como el tiempo que mezcla en la edad avanzada lo negro y lo blanco, cabellos negros y blancos, canosos.


También es el espíritu transubstanciado en piedra, es una técnica social que funciona por sustitución, el sustituto, el reemplazo, es la víctima que paga por las culpas de otro y así saciar, detener a la masa, a la turba enfurecida, a la multitud violenta que quiere derramar sangre, están sedientos de venganza.  Pero no sólo los hombres son actores, también lo son los dioses, ellos son comodines, vicariantes como los mitos que se piensan en los hombres, los encarnan. 


El territorio escenográfico es fuente inagotable para quienes saben leerle. Serres habla de caja blanca, caja negra con ignografía. Son los ritos, mitos sustitutos de un real representado, el lenguaje es abstracción de los objetos captados. El lenguaje oculta las cosas en su plena abstracción. La palabra absorbe a la cosa. Su anverso es la experiencia, el examen de lo real, de lo concreto, de lo empírico que es el exterior.


En lo ritual de nuestros tiempos, muy común muertos tras muertos, éste borra a aquel, cosa tan común la muerte, nos hemos acostumbrado a ella. La repetición una y otra vez de asesinatos en los mass media, en la tv, ellos también son rituales que aún hoy no sabemos qué celebramos, solo sabemos que como espectadores nos da gusto saber que son otros los muertos y no nosotros, la prueba es que todavía seguimos vivos... por el momento. En sí, sociedad del sacrificio humano, muerte colectiva, la muerte en toda circunstancia que no nos abandona, accidentes de tránsito, violencias armadas, familiares. Es la tragedia, la representación del ritual que involucra la vida. Por más que se quiera escapar, siempre estamos de regreso a los infiernos, las alcantarillas están allí para recordarnos el abajo y el arriba, el afuera y el adentro, la carne y la piedra.


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La historia y el asesinato

Por Mauricio Castaño H

Historiador

Colombiakrítica



El motor de la historia es el asesinato. Detrás de cada conquista, detrás de cada guerra ganada se impone la verdad de los ganadores. Del otro lado están ocultos los vencidos, sin medios y sin poder, no tienen voz, no tienen canal para contar sus derrotas. La cultura humana en sus poblados y ciudades están edificados sobre sus muertos, cada tumba, cada estatua construida no es más que para vencer el miedo a la muerte, es una razón más que justifica el matar más que honrar a los muertos. Nuestros mass media repiten sin cesar asesinatos una y otra vez, el hijo que llega a casa pasada la media noche y con una veintena de puñaladas asesina a sus padres para robarles y saciar así sus altos estándares de consumo aprendidos  en la sociedad, en la publicidad.


El caminar deja rastros, huellas, si se le siguen, dan pistas del territorio. La ciudad es movimiento, es un constante ir y vinir, una reconfiguración permanente. Es toda una simbólica icnográfica, una ignografía. «Ignos, en griego, es la marca del paso, la huella del pie» (Serres, Roma, 1983). Por allí mismo se encuentra la historia que interpreta, construye sentidos, los múltiples sentidos dejados por diversos rastros, lo uno y lo múltiple, lo local y lo global. Por lo demás, se tiene que a los vencedores construyendo sus épicas, construyen su propia historia resaltando su heroísmo, su triunfo. La tierra, el territorio es el gran escenario, y los hombres son sus actores. Y como todo espacio, como todo gran escenario, es un juego de luces y sombras. De allí cada quién y según su sentir, pondrá sus énfasis.


Aunque todo es torbellino, todo es flujo no paramos de hacer cerramientos, delimitar para decir esto es tuyo y esto lo mío. Una parada, una mirada a Medellín. Pablo Escobar es símbolo internacional por ser el patrón del mal. La sociedad entera lo emula con sus prácticas traquetas. Orino dónde se me dé la gana, marco el territorio sin importar correr la cerca, sin importar pasar por encima de quién sea. Miles de turistas vienen a la ciudad a presentarle sus respetos a aquel narco, vienen a emular sus excesos de droga, pedofilia y prostitución. ¿La moral? ¿Cuál? En el misal el cura celebra la moral del que reza, peca y empata. La ciudad entera es una cloaca con la extranjería que busca favorabilidad en la conversión de la moneda y aprovecharse de la pobresía de los lugareños. Río arriba se envenenan las aguas para hacer morir aquí abajo.


Tres ciudades madre con sus singularidades. Roma de piedra, Grecia de signos más conocida por lo filosófico; Jerusalén por sus símbolos. La primera de piedra es geometral que por sus luces y sombras es cantera, es fuente inagotable de sentidos a interpretar, explican las otras dos. Aquellas son interpretación por sus signos y símbolos, cada quien y según el bando en el que esté, echará a rodar su propia razón, su propia versión de conveniencia. Hay exceso de explicación por la abundancia de interpretaciones, hablan, tienen facilidad de palabra. La primera es blanca, silencio de sentido, apenas si habla, si balbucea, como el campesino que vive en medio de la selva. En unas abunda el pensamiento, la otra es caja blanca de pandora. Ni geometría ni lógica aperecieron en Roma, solo política. «nunca Roma antigua pensó en sí misma...» (Serres).


Tradición de muerte en clave de divino y sagrado, con chivos expiatorios sanamos nuestras culpas y así no salimos del círculo de la muerte, del asesinato fundacional que vuelve una y otra vez, que nos caracteriza en la cultura que somos, que nos define. La paz viene en ausencia de Poder al que todos se baten por tenerle, en el abandono, generosidad, está la clave, mucho por aprender.


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Hojas al Viento

Por Mauricio Castaño H
Historiador
Colombiakrítica


Adán y Eva escaparon al determinismo, al mundo preformado. Escaparon de los automatismos biológicos a los que están condenadas las hormigas. Nos libraron de la aburrición de no hacer nada y nos pusieron en este mundo de sistemas abiertos, en permanente hacerse, somos hojas al viento. El marinero, el barco y el mar, también son buen ejemplo en donde todo se zarandea, todo está en complicidad con la simbiosis. El barco determina al timón para ejecutar sus designios teniendo en cuenta la marejada con el viento danzante en sus olas. Pero es el piloto quien talla el rumbo. Allí lo contingente, lo necesario, lo posible que contornea lo imposible. 


Por fortuna nos libramos del paraíso. El encierro desespera y nos empuja a salir. La ex-istencia se define bien por estar afuera. Con el homo faber fabricador de herramientas y el advenimiento del homo sapiens, con herramientas y pensamiento, experimentamos otra liberación más. Pero no hay ganancia sin pérdida. Con la domesticación del fuego y con el más mínimo descuido viene el riesgo del incendio. Así mismo el cuchillo tiene esa doble función de la caza pero también del asesinato. Es la angustia que acompaña al homo faber con sus invenciones (Ramas. Serres, 2004, p. 48). Es una historia apretada de la vida y por supuesto que involucra al cosmos, la sopa cósmica que no dejamos de ser, que nos constituye todo el tiempo. En todo caso, la idea es que todo está en construcción, todo está en permanente hacerse. Es la lógica modal en ese juego de lo posible explicada por Michel Serres en su libro Ramas, lo expresa en sus cuatro principios: imposible, necesario, posible, contingente.


Todo parece imposible hasta que se materializa. Lo necesario se impone comandado por una especie de destino, el clima, por ejemplo, que nos determina en vestimenta y en formas de vida. Y lo contingente perceptible en el tiempo que nos hace, lo emergente. Lo nuevo sale del tronco, un esqueje, del mismo árbol y de su tronco sale una rama diferente. Como la mala hierba que crece por los bordes, hace rizoma. Es lo contingente. Lo contingente es lo nuevo que se ramifica, que se abre paso, es lo necesario, lo imposible, lo posible. Lo singular excede a la ley, a la regla, y lo concreto a lo abstracto.


Ningún sistema está cerrado, siempre estará abierto, todo tiene un principio y un fin, se nace y luego se muere, mucho mejor, es energía que se transforma, simbiosis, metamorfosis, transubstanciación.  En la formación no hay preformas, no hay preformación. La obra se inicia sin ninguna finalidad, se sabe de dónde se parte, pero no adónde se llega. Así sucede con la evolución que nos está produciendo, es contingente. Todo está en permanente negociación, en simbiosis, todo se zarandea. Los hijos abruman a los padres, éstos se resisten mandándolos a la guerra, asesinándolos. Ningún sistema es cerrado, el formato se desequilibra. El cambio estruja lo caduco.


Del tronco bifurcado del árbol, del esqueje sale la rama impredecible como en la existencia que la vamos viviendo. Y así va sucediendo en la vida, muchas cosas escapan a nuestras intenciones, simplemente se impone lo contingente. Todo va surgiendo en el condicionamiento físico espacial, incluso según sea nuestra disposición genética y nuestro abrigo cultural. Así, la vida es deriva, inacabada, siempre en constante hacerse, y por eso mismo lo inventivo aparece ondeando el horizonte.


Errancia, inventar, formatear


Ex-sistir, estar por fuera, inquietud, no quedarse quieto, moverse. La vida es movimiento, es errancia. Toda partida es un riesgo pero se experimenta la sensación de libertad. (No importa también que toda partida es un regreso, hibernamos en nuestras raíces). Sin domicilio y sin abrigo se vive en la errancia para abrazar lo uni-versal, lo uno versátil, vertido. Mi identidad está en los devenires que traspasan los límites fronterizos, esquivo de formatos, de formateos. No hay historia lineal, todo es imprevisible. Todo aprendizaje brota, toda producción surge, toda existencia inventa. El desvío es rareza, cercana a la invención. ¡El río interrumpe el camino continuo, obliga al desvío. Obedeced, dejad la terquedad!


El Formateo


Estar en clausura es recortar espacio, reducirlo. El monasterio, la fábrica, la prisión, el coliseo, nuestra alcoba o caverna aplastados en la cama, todos ellos tallan el espacio con la determinación de los días decididos para su ocupación y en sus protocolos de uso como vestimenta y maneras de comportarse. La consagración, la rutina, el hábito hace al monje, la dedicación, el entrenamiento es necesaria para el trabajo bien hecho. Nadie sabe lo que puede un cuerpo si está bien entrenado. Al que le gusta, le sabe. Del latin devotio quiere decir sacrificio apasionado. Pero si se anhela la invención, el inventar hay que dejar el formato, el formateo, hay que correr riesgos. Formato es repetición y ésta produce ley. El formato, el formateo es repetición, es aburrición, es rigidez, no moviliza invención, solo reproduce estupidez, imbecilidad. (Serres, p.7) Ejemplos son de consagración que esculpen el cuerpo como la lectura en Don Quijote, y el rumor o chisme, técnicas para la regulación social.


En suma, en el formateo no experimentamos deseos propios sino los suscitados por las marcas publicitarias que incitan al consumo y al asesinato. Tallamos, modelamos la muerte en estatuas para perderle miedo.  Aquí yace: la muerte toma el lugar. Sujeto, sub jectus, arrojado abajo. Aquí yace, se lee en la lápida que anuncia que la muerte ha tomado el lugar. Se nace y se renace si se dejan los dogmas. En lo demás anticipatorio que mata el gusto, se promete la anticipación de saber si los hijos vienen con malformaciones, es el mundo de las tecnociencias. Finalmente, en el mundo todo gasto es una deuda contraída, todo lo que tomamos del medio está a la espera de su renovación. La naturaleza se manda obedeciéndola, en mora el contrato natural. Si en la servidumbre voluntaria no levantamos dedo sin pagar impuestos (aunque sin presa el depredador muere, tumbar al tirano pero asegurarse de no reemplazarlo) ¿por qué no cuidar de nuestro oikos, de nuestra casa común? Lo tomado de la pacha mama debe compensarse, los recursos no son infinitos. Hasta acá ésta contingencia serresiana.

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El Todo y La Parte

 Mauricio Castaño H
Historiador
Colombiakrítica



Tan lejos y tan cerca estamos de todo. Poco  dimensionamos las interrelaciones del mundo y del universo, aunque seguimos siendo el caldo primitivo de millones de años, el ADN por ejemplo. Somos polvo cósmico. Cada acción por diminuta que sea impacta a pequeña y gran escala, igual a como sucede con el aleteo de una mariposa que provoca tormentas transatlánticas, nada hay de ingenuo en la vida. Las casas de los esquimales no distinguen el adentro del afuera, todo tiene que ver con todo. «Acaso cada hormiga que pisamos es única ante dios, que la precisa para la ejecución de las puntuales leyes que rigen su curioso mundo. Si así no fuera, el universo entero sería un error y un oneroso caos.»  (Borges, Poema de la Cantidad).


Es comprensible que cada viviente y cada cosa tenga que ocupar un espacio en dónde hallarse, en dónde localizarse, dónde delimitar, dónde marcar con la orina, incluso que la misma depredación sea fuente de vida y de autorregulación para que todo continúe su marcha. El problema está en tomar la parte por el todo, solo quedamos con lo fragmentario, y lo abstracto sustituye lo real, nada tan virtual como el mismo pensamiento que todo lo representa en la ausencia de lo real.


Si sólo miramos los árboles perdemos el bosque. Michel Serres va mucho más allá planteando una propuesta pedagógica que dé solución a esta cultura de lo fragmentario, de imbéciles dice él, los cultos ignorantes y los sabios incultos, separación del complejo universo de las ciencias duras y de las ciencias del espíritu. Todo en la vida habla, sólo resta escuchar su música porque el mero lenguaje articulado es reduccionista.


Serres plantea el Gran Relato unitario en todas las ciencias, que es toda la historia del universo en el entendido que todo tiene que ver con todo, incorporar en la enseñanza áreas de física, astrofísica, formación del universo, del big bang al enfriamiento de los planetas. Elementos de geofísica, de química, biología, ir del nacimiento de la tierra a la aparición de la vida y a la evolución de las especies. Elementos de antropología general: emergencia y difusión del género humano. Elementos de agronomía, medicina… el pasaje de la cultura en relación de los hombres con la tierra, con la vida, con la humanidad misma. El mosaico de las culturas humanas: elementos de lingüística general, geografía e historia de las familias de las lenguas. Los lenguajes de comunicación: su evolución. Elementos de ciencias políticas, los diversos modos de gobierno. Elementos de economía: la aparición de las riquezas en el mundo. obras maestras escogidas de las bellas artes y las sabidurías. Sitios: el patrimonio de la humanidad, según la Unesco. (El Incandescente, 2003)


Por lo demás, no sobra decir que los cambios no vienen de los Poderes abstractos sino de la relación del uno a uno, con mi vecino, con mi amigo, con el más próximo, con el prójimo. No es de arriba, de los poderes abstractos de donde vienen las transformaciones, es de abajo, desde el seno de la misma comunidad. Esto implica pensar tal y como lo sugiere su significado etimológico: cogitar es agitarse, el pensamiento es agitación. Y máxime aún en este mundo, en este universo, donde todo se vierte, donde todo es intercambio, enlaces.


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El Relato

 Por Mauricio Castaño H
Historiador
Colombiakrítica


El azar y el caos van tejiendo nuestras vidas. Nada está predeterminado, en donde menos se piensa, salta la liebre. Nada tan violento como la naturaleza, los animales se devoran unos a otros. Eva desobedeció a esa violencia matriz. Los humanos se regulan por el pacto social, aunque también nuestra cultura es de violencia. Inventamos al chivo expiatorio para saciar la violencia de la masa enardecida. 

Ante tanto desorden, buscamos protección, los relatos cuentan historias que encantan a los oídos, desde luego que incluyen las desgracias para ser creíbles, para ser reflejo de vida. Michel Serres nos lo enseñó. Lo humano se cuenta en relatos de viaje, cortado por bifurcaciones. Sucesivas bifurcaciones cruzadas, atravesadas por mi existencia, hundidas en nuestros genes. 


No cesamos de partir, de separarnos, de abandonar, de abandonarnos, de olvidar, de olvidarnos… la humanidad regresa sobre sí misma. Uno piensa que está de partida cuando en verdad está de regreso. Hibernan las raíces en la tierra. La línea más recta es una circunferencia como la del planeta Tierra. Todos, sin excepción, necesitamos relatar nuestra existencia, en la noche, cuento lo sucedido durante el día, el tedio y los encantos. Se necesita relatar para nacer, para que tenga un lugar.


Vida y sufrimiento. Job pasa por los momentos más difíciles, ponen a prueba su capacidad de resistir y de superarse así mismo venciendo las dificultades que va encontrando en el camino. Cantamos victoria sobre el planeta, sobre el universo, y henos aquí perdidos, no sabemos para dónde vamos, la incertidumbre y el caos nos comanda. El valiente siempre en marcha va hacia adelante. El cobarde retrasa el paso, se queda por fuera del combate. La fragilidad comienza. En los lugares abandonados, los más débiles inventaron el coraje y las técnicas. La precariedad comanda. El hombre es un lobo y también un dios para el hombre.


La cultura sirve para no matarnos unos a otros. Construye una sinfonía con los miles ruidos de fondo que salen de todas partes. Sin un relato, sin la música enloqueceríamos. Ruido de fondo, caja negra, musas, todo está allí. Furor contenido por el político para evitar un estallido. Diógenes buscaba al hombre, al hombre nuevo donde sólo había esclavos y extranjeros. Qué identidad se tiene si todo el tiempo se nos enseña la imitación, a buscarnos en otra parte fuera de sí mismos.



Diferencia y repetición


Miles de seres nacen en cada momento, de la misma especie pero tan diferentes unos de otros. Todo se repite de manera diferente. Sólo la estupidez no permite la diferencia y opta por lo homogéneo, el gran mercado favorece lo mismo para sacar grandes ganancias. Ilustremos con el siguiente párrafo de Michel Serres en su libro Relatos de Humanismo:


«El peligro mayor que corren nuestros niños es éste: los sumergimos en un universo de códigos aplicados, los aplastamos de redundancia. La crisis de su educación es ésta: fundado sobre la imitación, el aprendizaje enseña a volverse singularidades inimitables. Por el contrario, estruendosos, los media, la publicidad, el comercio, los juegos, repiten: imitadme, volvéos los vehículos automáticos de la repetición de nuestras marcas, para que vuestros gestos repetidos multipliquen, repitiéndolos, nuestros éxitos comerciales. Tímida, casi sin voz ante los potentados, la educación susurra: no imitéis a nadie distinto de ti mismo, volveos vuestra libertad. Al tornarse pedagógica, nuestra sociedad ha vuelto contradictoria a la educación. La crisis de la creación es finalmente ésta: en un universo de replicadores, de modos y de códigos reproductores, muy pronto de clones, la obra inimitable permanece oculta hasta la fundación de un nuevo mundo. Por este mimetismo, la cultura humana amplifica o generaliza uno de los secretos de la vida: ella misma siempre replicada. » (p. 83).

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El Humano Inacabado

Por Mauricio Castaño H
Historiador
Colombiakrítica


El humano es inacabado, nunca termina de formarse, está en permanente hacerse. El devenir y la variación le definen bien. El tiempo y el espacio nos configuran, nos moldean. A dónde fueres, haz lo que vieres, las costumbres, los ritos, las rutinas hacen a las sociedades, son la materia prima de las comunidades, con ello modelan a sus miembros. Es todo un formateo. Se construye una cierta autonomía individual desarrollándose en sociedad, interactuando con los otros, se aprende de ellos intercambiando, compartiendo, siempre en coexistencia, lo uno y lo múltiple.


Somos seres sociales, no existen islas sociales de individuos, no hay hombres que sean islas. El hombre existe si está con otros. Yo soy el otro. Somos flujos de efectos. Los afectos son una red de intercambios «El hombre, con esta capacidad de repartir afecto, de construirse sobre el afecto, en intercambio permanente con el afecto del otro, participa así en una especie de conexión en red con el otro, que es lo propio de este individuo singular.» Pascal Picq en: ¿Qué es lo humano? 


Una sociedad mantiene sus pilares con los hábitos, las costumbres en su repetición se aprenden por imitación. Los rituales son recursos para el apaciguamiento o para fortalecer la valentía, cuando la fuerza es aconsejable, conveniente. Es ejemplo de imitación, las modas que no incomodan, la manera de caminar de los individuos que se aprende en el grupo, y varían de un país a otro, a decir de Gabriel Tarde en la Leyes de la Imitación. 


“Nacemos monos, es la educación la que nos hace hombres.” Julien-Joseph Virey. «El hombre es un animal, un animal que se toma por hombre. El tiene una alta opinión de sí mismo que lo empuja a interrogarse y a averiguar sobre sus orígenes» Picq. El hombre es un animal que habla, la biología no tiene dudas de ello. No así para el filósofo que pone el énfasis en el hombre que manda porque habla, el lenguaje es Poder, es mandato, el jefe habla, con su discurso orienta, comanda, da instrucciones, habla para convencer, los demás callan, veneran, consienten. 


Todo lo anterior no es más que decir el viviente y su medio, naturaleza y cultura. Naturaleza designa lo que nace, natus, nacimiento, así como cultura proviene de cultivar, una y otra no son más que la cara de una misma moneda. Naturaleza se dice de la suma de nacimientos. No hay nada puro, todo es mezcla, es devenir. Lo duro y lo blando, corporales e incorporales, ciencias de la materia y ciencias del espíritu, de lo inmaterial.


A todas estas, si la sociedad y el territorio nos enmarcan, nos condicionan, la pregunta por resolver es ¿en donde queda la libertad individual? ¿Cuáles son los límites del Poder, del Gobierno de los otros? ¿Cómo poner control al abuso del Poder? ¿Cómo garantizar lo justo, la justa distribución para evitar la miseria humana? ¿Cómo es una sociedad justa? Lo cierto es que el grupo social tiene un margen de libre desarrollo del individuo, todos necesitamos de una isla de intimidad sin la cual naufragamos, necesitamos espacios propios, la propia habitación para exorcizar nuestros demonios, para salirnos de nosotros mismos y reingresar renovados. 


Hay grados de libertad, no estamos totalmente amarrados, condicionados al punto de la asfixia, de la esclavitud, de la servidumbre voluntaria. El cerebro bien se sabe es un aparato de confrontaciones. Y también la misma innovación, la estética y la creatividad empujan a cambios que se creen mejores a los existentes. Pero sobre todo están las pequeñas luchas para hacernos a un lugar en este mundo cambiante, porque somos seres inacabados, no paramos de rehacernos constantemente. Pero sobre todo viene a bien esa estética de la existencia que aboga por una cultura crítica que edifica la vida.


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Otear el Horizonte

 Por Mauricio Castaño H
Historiador
Colombiakrítica


El Ser es extenso y complejo. La herramienta forjó al hombre. Es el trabajo la existencia misma. Pero en nuestros tiempos robotizados se amenaza desplazar la fuerza de trabajo, las manos y cerebros son sustituidos con más eficiencia y precisión por la máquina robótica. Para el hombre es un salto vertiginoso, de la noche a la mañana fue despojado de su razón de ser del trabajo, del homo laborioso, del homo faber. Pero ese peligro que pareciera ser un salto al vacío, puede verse como la liberación de trabajos rutinarios y tediosos para el homo sapiens, para el homo logos. Nos hemos salvado del destino de ser hormigas con sus automatismos incuestionados.


Pero decirlo es muy fácil, hacerlo es difícil.  En la vida real no es tan sencillo deshabituar un cuerpo, reconvertir toda una vida de hombres dedicada al trabajo, es como si el trabajo mismo nos hubiera lisiado, poco a poco se fue dando un adiestramiento para desembocar en lo que algunos expertos llaman la Servidumbre Voluntaria, esto no es más que la capacidad que tiene el Poder para domesticar a los hombres. Pero resulta que acá también es complejo porque no somos gorilas de fácil adiestramiento. El concepto de trabajo es un monstruo de sentido a decir de Jean Claude Beaune, nos referimos al inspirador libro titulado El Autómata y la Máquina… acá una invitación a leerlo.


Pero vale insistir una vez más en la complejidad de este Ser del trabajo. Ya la imagen de la jaula de hierro se ha desplazado al trabajo deslocalizado, en casa o en la cafetería, en el co working, desde la virtualidad, la gran jaula es ya todo el mundo abierto, el mundo es un pañuelo, en sus cuatro puntas nos comunicamos aquí y ahora a cualquiera de los continentes. La premisa puesta de moda está en la expresión: nómadas digitales. Ya no es un pedazo de carne que acciona la máquina, que le da pedal o simplemente la observa para evitar atascos en la cadena de producción. Esta expresión de nómadas digitales suaviza en algo lo que otrora eran los vagabundos, esa población de individuos flotantes, pero la verdad es muy similar al vagabundo de ciudad. 


Sálvese quién puede


Por más que se quiera suavizar o disimular una lógica despiadada del capitalismo en su pauperización laboral, esto no deja de seguir siendo una lógica de salto al vacío, una lógica de guerra del sálvese quién pueda. La desgracia del otro es consuelo del amigo. Pues ante una vida en picada sólo queda el consuelo de encontrar uno más jodido, más pobre o más miserable que uno mismo, se dice que mal de muchos, consuelo tontos. "De paso por la ratonera, las aceras abundan de desempleados casi en la indigencia que adoran a su patrón, a su verdugo, lo recuerdan con amor y nostalgia." (Beaune).


Todo esto es un tejido social roto, y más allá, es la corrosión del carácter que según Sennet es el desplome, es la desintegración de un Yo porque no tiene donde anclarse, un adentro y un afuera desarticulados, nuestros tiempos y espacios desconfigurados. "No es pobre un hombre porque no tenga nada sino porque no trabaja." Algunos harán la pantalla de simular que trabajan para disfrazar su vagancia. La voluntad de trabajar define al hombre sano, los demás están en incapacidad o son unos incapaces, incompetentes, y como en Kafka, no buscar culpables por fuera de ti, todo está dentro de mí, el único culpable soy yo, eres tú mismo.


El Ser y el hacer


Necesitamos dar cuerda al reloj. Desesperamos ante nada qué hacer, no estar en el circuito de la producción, estar desempleado es un lanzamiento al vacío. Por el contrario, aprender a trabajar, saber un arte u oficio, es la posibilidad de ubicarse en este mundo, de lo contrario, se está des-situado, deslocalizado, desubicado, alienado, desterritorializado, esto es, un ser flotante. La jaula de hierro con sus barrotes y muros es un lugar seguro para un yo confeccionado a lo largo de la historia, es el tiempo y espacio que nos vive, que nos configura. Son tres espacios esenciales que nos acogen: la familia, la escuela y la fábrica, y en torno a ellos está el Estado que los enmarca. Son las seguridades que tiene un individuo en una sociedad, el collar es el precio pagado por el perro por tener techo y comida asegurados. Pero "Vamos hacia una sociedad donde el trabajo será casi inútil."


Aunque el ejército de desempleados es la bodega del empresariado para chantajear cuando se lo quiera al trabajador, le recuerda que afuera hay miles esperando a quien reemplazar. Pero no se puede acercar mucho a la candela porque se puede quemar, tanto desempleado tiene todo su cuerpo habitado de rabias y resentimientos a la espera de que algún día puedan ser descargados. El proletariado decepcionado contra algo tendrá que descargar su rabia. Y nada mejor que el verdugo para descargar su ira. A esos peligros de revuelta social, temen los hombres adinerados, no hay seguridad que valga, no importa que tan alejados se esté de la chusma y que tan amurallada esté su refugio, todo es susceptible del derrumbamiento. El patrón no está tranquilo frente a un proletariado encolerizado y que sabe por qué lo está, es un cazador furtivo que correrá tras su presa y que no descansará hasta devorarla. El pueblo no es estúpido, incluso si es miserable. El hombre no es un gorila domesticado.


El viejo


El viejo no se escapa de la gran jaula del capitalismo mundo. Para empezar, tiene una larga vida en qué pensar. La cosmética está a la mano para esquivar la vejez, esconder arrugas, peluca o cabello trasplantado, todo esto ayuda a fabricar una máscara agradable a la vista, se construye un otro yo, su doble, pero en realidad lo resultante es el doble de un payaso.


El mercado tiene mucho que ofrecer, por eso se debe procurar que el viejo no se derrumbe demasiado pronto, aún le queda mucho tiempo por consumir, no importa si no tiene dinero, ahí está la banca que le presta, y si no quiere pagar, allí también están los polizones que irán por él, la cárcel es una amenaza latente y no se le niega a nadie. (Beuane).


Pero ese tiempo extra de libertad que le hacen creer que tiene el pobre viejo, resulta peor que si estuviera esclavizado. Todo tiempo libre, al igual que cualquier trabajo penoso, pareciera ser peor que la misma ausencia de trabajo. Un ser sin trabajo es asimilado a un ser sin consistencia, es como si estuviera muerto, es un alienado muy cerca, muy próximo de lo inútil.


Este pensar en voz alta, tan sólo es una simulación de proyección hacia un futuro incierto y caótico,  uno trata de ondear, otear el horizonte tratando de despejar el camino buscando un horizonte quizá huidizo pero anhelado. En todo caso es posible ver en el homo logos dejar que la mano del homo ludens dibuje la silueta de un nuevo rostro.


Nota:


Se debe pensar otros debates en torno a la crisis del trabajo en el orden disciplinario como lo propone Sennett y lo difuso que se vuelve en el desarrollo de la sociedad de control o el capitalismo de vigilancia. De ahí varias cuestiones: ¿Es el homo faber lo que está en entredicho?, o es ¿la organización del trabajo en el horizonte del modo de producción capitalista bajo la expresión de la Economía Mundo? ¿Discutimos sobre la producción o sobre la distribución de la riqueza? y al orden del día el tema de la Renta Básica. Acaso ¿las máquinas serán conscientes y en consecuencia tendrán acceso a los denominados D. H. de sexta generación? y así un amplio etcétera, Por eso se plantea agregar una nueva capa al devenir de la Paideia, ya no solo educarnos para la convivencia política en la perspectiva de la Polis, ni educarnos para vender nuestra fuerza de trabajo pues no podemos renunciar a aprender a pensar con los diez dedos ni a innovar en el mundo de la abstracción. Sobre esas dos capas deberíamos explorar el diseño y construcción de una enseñanza para la vida desde múltiples focos entre los cuales anotemos las implicaciones de la investigación epigenética. (Iván Castrillón).



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La República de las Acciones

Por Mauricio Castaño H
Historiador
Colombiakrítica


El actual gobierno colombiano se reclama alternativo. Su razón: materializar políticas propias de un Estado Social de Derecho. Sólo eso, no es nada del otro mundo. Y ese ha sido el propósito desde la invención del Estado Moderno, satisfacer los derechos básicos para la existencia humana: alimentación, salud, educación, trabajo, vivienda. Es la República de las acciones, obras son amores. Entendible éste énfasis porque los anteriores gobiernos corresponden más bien a la República de la Corrupción, saquear los recursos públicos ha sido el propósito de las clases dirigentes del país. Cada vez se destapan ollas podridas, cada vez más cañerías quedan al descubierto: descalabro por más de 13 billones en Salud, sistema pensional con amagues de colapsar, la Fiscalía con fuertes nexos mafiosos. Somos todo lo contrario a un Estado Social de Derecho.


El Estado no es más que un Pacto Social que tiene sus inicios con la Modernidad y refrendado en 1789 con la Revolución Francesa. Esos son los grandes propósitos, este es el gran designio de la razón administrativa estatal. Pero del dicho al hecho, hay mucho trecho, una cosa es el deseo y otra bien distinta es el mundo real. El mundo en el que vivimos, en el que nos ha tocado vivir es muy diferente. Y la verdad sea dicha, los Estados, unos más, otros menos, no han logrado materializar esos Derechos Esenciales de la existencia humana, y el fracaso los define bien. Basta mirar las calles para encontrarse la pobreza y la miseria en abundancia, gentes van y vienen en el rebusque para no morir de hambre. Colombia está entre los países más inequitativos según el coeficiente de Gini. Por lo demás, el 40% de la población colombiana no tiene resuelta alguna de sus necesidades básicas bien sea de salud, servicios básicos, pensión, etcétera.


No Distribución de la Riqueza


Y todo sea dicho sin rodeos, el gran problema no resuelto es la Distribución de la riqueza nacional, la pobreza es lo más común y sólo unos muy pocos, el uno por ciento, la clase más privilegiada, concentran la riqueza, se la apropian. El término más usado es la corrupción, la manera como se roban los recursos públicos. Este es el problema esencial en los gobiernos, en cómo encontrar la solución para brindar los servicios esenciales a la ciudadanía, pero el escollo encontrado es el Poder mismo,  su naturaleza es ser obstáculo para la circulación de la riqueza.


No entraremos en detalles del fracaso del Estado, en el no logro de sus grandes sueños, de sus grandes propósitos. Para dar una idea, basta decir que de los más de cincuenta millones de colombianos, se tienen los siguientes datos dados por el mismo Estado a través del DANE, en los cuales se confirman el fracaso de los gobiernos, por ejemplo, para el sostenimiento de un hogar o familia deben entrar tres salarios, ya se puede uno imaginar el hacinamiento en las clases más pobres en donde tienen que vivir bajo un mismo techo tres familias. De doce millones que corresponde a la población económicamente activa, es decir, en capacidad de trabajar, solo la mitad encuentra un trabajo. De siete millones de personas en edad de jubilarse, solo dos millones logran pensionarse.


El Bogotazo: 1948


No se puede seguir jugando con candela, cuando se trata de la lucha por la subsistencia, la naturaleza misma enseña a no dejarse morir de hambre, el instinto comanda sin miramientos de compasión, sobrevive el más fuerte, la fuerza bruta comanda la vida. También el Poder está dentro de lo irracional, está dentro de las drogas más peligrosas. Esto hace que la lucha por el Poder no haya sido fácil, es una lucha a muerte. Si bien el pueblo es manipulable, no lo es por siempre. En situaciones extremas, la violencia estalla.


Colombia tiene un famoso estallido social. Sucedió ya en 1948 con el bogotazo al matar al líder populista Jorge Eliecer Gaitán, sus seguidores entraron en furia arremetiendo contra todo, descargando su ira contra todo lo que estaba por delante, la destrucción fue la recompensa ante un sueño asesinado. Un caos, un estallido de la masa que se dispersa hacia donde esté la presa, son lobos feroces que quieren devorar, el puñal quiere derramar sangre, irrumpen contra todo lo que haya en su camino, rompen vidrios de almacenes, saquean, acuchillan, matan, sacrifican al verdugo, al chivo expiatorio, matan y comen del muerto. 


Es algo horrible, sin ley, las reglas y leyes entran en suspensión para que emerja el caos, el desorden social, las gentes entran en desobediencia civil, nada se respeta, no hay Poder que valga, no vale mandar porque nadie obedece. Estallido social sin control, a eso temen los hombres de poder y en general los muy ricos. Ese horror ya vivido no se quiere repetir. Por eso cualquier violencia, equivale desatar los nudos que amarran lo que haya del Gran Pacto Social. 


Por eso mismo es poco probable un golpe de Estado como se estilaba con militares a bordo y al mando. Hoy se estila los golpes blandos Lawfare. Consisten en no dejar gobernar debilitando las instituciones, propiciar caos en su interior que se proyecta afuera en la sociedad. La finalidad es ablandar al gobernante para contener las medidas que no conviene el gran empresariado. Y son los medios de comunicación armas corporativas del empresariado, los que llevan la delantera en generar caos, pues los mass media son ondas expansivas para formatear, manipulan con las fake news. El objetivo final es generar confusión y miedo en la población. Hoy la guerra se trasladó a los micrófonos, a los mass media. Se sigue matando pero las balas son ya secundarias y una alternativa extrema, pero sí sigue muy vigente en los bandidos, en la cultura traqueta, mafiosa.


Desde su nacimiento el humano requiere de techo y cuidados de salud para poder sobrevivir, para poder continuar con vida. Luego se requiere educación pertinente para la inserción al mundo laboral. Así el individuo repetirá el mismo ciclo vital de la reproducción y conservación de la especie. En suma, como individuos crecemos en tres espacios esenciales: La Familia, La Escuela, La Fábrica (o sus similares) y por último el Estado que los enmarca a todos. La sociedad cambia, no estamos en la República de las ideas o de los Espíritus de Platón, hemos estado más bien en la República de la corrupción. El gobierno actual quiere cambiar, hacer transformaciones reales para las gentes, razón de ser del Estado, es decir quiere materializar el Gran Pacto Social, esto es la República de las Acciones, por lo demás la política es acción, es actividad.

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