Devenir Familia

Por Mauricio Castaño H
Historiador
Colombiakrítica

Moverse para no morir. Otros horizontes buscados, quizá obligados, todo se pone en perspectiva, en devenir, una bonita expresión para significar lo inédito, todo está en permanente hacerse, voy camino hacia adelante sin saber con que me voy a encontrar, sin quedarse patinando, sin quedarse cavando la propia tumba. Cosa tan común, tan de desespero para quienes la violencia y el hambre anuncian el ángel de la muerte. Recuerdo historias contadas de desplazamientos del campo a otros poblados, por lo general a la ciudad en donde hay más y mejores oportunidades, más calidad de vida, allí están todos los servicios reunidos, concentrados para un mejor vivir.


Violencia 1948


Una época recordada es la que se conoce como la violencia de 1948 con el asesinato emblemático líder popular Jorge Eliécer Gaitán. Fue un hecho político de reacción de la clase feudal, de la clase terrateniente reacia a entrar al mundo de la modernidad, motivada por los liberales jalonadores de la tímida industrialización en el país. Pero más allá de lo macro económico y lo macro político, interesan esos cambios, esos devenires de las gentes que se echaban una bolsa al hombro con sus chiros, sus tres mudas de ropa, allí empacaban su vida, allí llevan todos sus sueños. 


Partir, Marcharse


Y, en otrora, salían con otras gentes recién conocidas, amables, bien fuera huyendo de la violencia o de la miseria, o de ambas, en fin, en sus cálculos estaba el partir, el marchar, el probar suerte en cualquier otro lugar. Dirigirse a otro destino no podía ser peor al mundo en el que se encontraban. Morir pronto no estaba en sus cuentas, no estaba en sus deseos, en sus sueños. Correr era un acto de valentía, salir corriendo era mejor que esperar la ingrata y parca muerte que a nadie negaba esa bayoneta y esa espada asesina. ¡Homenaje al campesinado colombiano!


Nuevos Horizontes


Buscar nuevos horizontes para evitar seguir hundiéndose en la pobreza, en la miseria que amenaza cada día de hundir más, al que más mal estaba. Ésta es una posible vía buscada por los migrantes o por quienes por alguna razón fueron desplazados por la violencia, claro está, pues nadie quiere salir corriendo y humillado de su propio terruño, por más mal que se esté, la dignidad nunca sobra, nunca ha de faltar, pero cuando es la propia vida que corre peligro, poca valía tiene la dignidad, a no ser que se prefiera estar bajo tierra, pero siempre habrán razones para persistir con la vida, así sea la mera fuerza biológica que nos empuja a seguir, a mantenernos de pie, alguna esperanza ha de brotar y algún consuelo ha de encontrarse en los caminos por recorrer.


Fuerzas y razones en el devenir


Mirar hacia adelante, hacia el horizonte despejado para continuar la marcha de la vida. Virar hacia atrás da nostalgia que quita fuerzas necesarias para mejores luchas prometedoras, aquello es mucho mejor que llorar sobre la leche derramada. Por eso toda nostalgia hacia un pasado, toda búsqueda hacia una causa primigenia, hacia un origen fundador, frena la vida misma, elli es más bien un contrasentido, pues lo contingente nos funda en el presente, somos flujos que devienen permanentemente.


Toda Partida es un Regreso


Salir para poder encontrarse a uno mismo, toda partida es un regreso, un afianzamiento a sus propias raíces. Toda partida oxigena y da fuerzas para ser uno mismo. Es decir, afianzar lo que el entorno y la cultura han forjado en uno. Pero afianzar no es quietud, todo se repite de manera diferente. El ser se forja en su entorno, en su cultura. Una y otra vez se lo dice sin cansancio, el ser es social. Cada individuo arrastra un pasado de su familia y de su entorno que le vio nacer, que le vio desarrollarse. Nadie está a título personal en su propio cuerpo, la cultura es nuestro rostro, no importa que cuando nos miremos al espejo no nos reconozcamos en nuestro reflejo proyectado, simulado, virtualizado, ello es quizá una reafirmación a ese ser cambiante, mutante que de diferencia en diferencia y de manera continua se repite, todo se repite de manera deferente, yo soy yo, pero he cambiado tanto con el pasar del tiempo.


Los Conflictos Propios


En este agite de vida, en esta historia de violencia, en este contexto social, toda familia vive su propio infierno. Cada quien habla según le haya ido en el baile. Generación tras generación, los individuos arrastran sus conflictos, los heredados por su parentela, por sus padres pero también por los abuelos. Los hijos llevan sobre sus hombros las cargas emocionales de rabias, tristezas, injusticias, miedos, venganzas que se pueden avivar al menor roce y al menor desacierto fincado en esos pasados, es la violencia desviada, transferida a través de un tercero que instrumentalizo. 


La carga genética y la educación los pueden aumentar o disminuir, todo se juega en el incierto azaroso. También todo es de aguante, de resistencia, pero no hay problema que dure cien años ni cuerpo que lo resista. Qué tanto funcionan los inhibidores sociales o que tanto emerge el instinto, la fuerza bruta que se va encendiendo con la impotencia o con los años del olvido, pues con la vejez todo cambia y todo permanece igual, todo es de lo contingente como el agua que sostengo entre mis manos pero que fluye, se va escapando entres los intersticios entre dedo y dedo. Es el propio animal que solo vive el presente.


Por supuesto que el individuo no puede sustraerse de la sociedad atestada de conflictos. Mi peor enemigo es mi propio vecino, mi propio familiar. Para un roto, un desconocido. La herencia pesa, y si agregamos las pulsiones que operan de manera automática, fuerza interior inconsciente, las cosas que hacemos por inercia. Ludopatía, cleptomanía, alcohólicos, drogos. Deambular bien sea en la escasez, en la abundancia, en la riqueza o en la pobreza, en todo ello se dan los conflictos, en unos porque no tienen nada, en otros porque tienen mucho. Todo es cuestión de quitar o poner, la bondad o la miseria. Allá saltará el parásito, quien toma todo y nada da a cambio.


En suma, salir es un devenir en esa lógica de movimiento que es la vida. Homenaje a los desplazados, a los migrantes.


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Ruido de Sangre

Mauricio Castaño H
Historiador
Colombiakrítica


El Ruido Ver sus Silencio


Seremos fieles a los hechos. Las descripciones de sangre serán breves, luego ensayaremos unas explicaciones. Son cinco asesinatos y uno fallido que terminó con la pasión de un maestro jubilado: Leer. Es moneda corriente que la actividad que engrandece, que cultiva el espíritu no se lleva bien con otra que lo distrae, que anestesia, que priva de los sentidos, en este caso los ruidosos versión borrachos, los ebrios embotados, enfiestados. Los hechos refieren dos temas, dos realidades irreconciliables: el Ruido versus el Silencio. Aquel concierne a los seres que huyen de sí mismos, que su paz interior les es esquiva, éste por el contrario, es del recogimiento de quienes buscan una cierta sensatez de vida. En fin, son dos caminos distintos en los que se gasta la existencia, uno edificante, el otro de destrucción colectiva.


El Ocaso de una Pasión


Empecemos por el maestro sobreviviente. El 10 de Julio del año 2022 el profesor jubilado  Hernán Darío Castrillón recibió una lección de agresión con puñaladas y puños que lo dejó sin la pasión de su vida: Leer literatura. Su delito, su motivo: documentar información para luego interponer recurso de ley contra el vecino ruidoso, quien tenía por costumbre poner su equipo a todo volumen que no dejaba dormir a sus vecinos. Hoy el maestro vive en tristeza con su pérdida de visión y con gafas oscuras, sin poder leer y sin poder asistir a su señora madre nonagenaria. Es esta historia el ocaso de una pasión.


La Sevicia de Manotas


Siguen los asesinatos con puñal motivados por la reclamación de bajar volumen al equipo de sonido, el de mayor sevicia es el de Manotas en la ciudad de Barranquilla, quien dio 22 puñaladas y luego tiró a su víctima, Francisco Cifuentes, por el balcón de un sesto piso. En Valledupar Edison Altamar De La Hoz es apuñalado, y golpeado, luego los mismos victimarios pasan su camioneta varias veces sobre el cuerpo tendido. En Medellín, en el barrio Santa Cruz, con cinco puñaladas fue asesinado un trabajador al pedir cesara el ruido del equipo de sonido que no lo dejaba dormir. El hijo de la víctima Hernán David Alzate, de 29 años, también resultó herido en el hombro derecho, la espalda y la frente. 


El Ruido de Caín y Abel


En la misma ciudad de Medellín y con otro perpetrador, como si se repitieran el crimen fundacional de Caín y Abel, un hombre asesinó a su hermano Andrés Felipe Posada Ciro, por que le pidió que le bajara a la música en el barrio Villa Hermosa. Estos asesinatos fueron publicitados por la prensa colombiana, en la red se digitan y aparece lo noticioso, pero pasado el tiempo, son parte del paisaje, una estadística más. Nosotros queremos pasar de lo mero anecdótico y trágico a ensayar posibles explicaciones de por qué esto pudo haber pasado y sigue pasando. El ruido es un arma física cuyas ondas acústicas se desplazan por el aire alcanzando varios metros a la redonda y en especial hacia arriba, dejando daños en la salud a las personas como el estrés, problemas circulatorios, taquicardias, ataques cardíacos, todo esto documentado por la Organización Mundial de la Salud.


Sociometría o Métodos del Crimen


Los elementos comunes de estos casos son: la violencia acústica con el ruido a propósito, la embriaguez, los cuchillos de los victimarios que quieren derramar sangre, victimarios salidos de sí mismos, indolentes y sin compasión por el dolor ajeno y que poco o nada les importa por quienes reclaman respeto de su espacio propio, de su isla de intimidad para relajarse sin perturbaciones exteriores, dormir tranquilos. Pero el ruido persiste y se impone, es la violencia acústica denominada por los expertos, es un arma peligrosa que amenaza a la sociedad entera.


Este accionar de los victimarios es muy similar a los soldados que se preparan, entran en una especie de trance para ir a la guerra. Con sus consignas repetidas en coro y al unísono preparan su cuerpo como arma de guerra. De manera muy similar  operan las personas ruidosas alienadas con su bulla, son pura fuerza bruta alienada que buscan válvulas de escape y luego complementan con el uso de la violencia acústica como arma indiscriminada para un primer impacto, luego vendrá la violencia física del cuerpo a cuerpo con el ciudadano que se engancha creyendo obrar en justicia.


De la violencia acústica al puñal


De la violencia acústica a la violencia del puñal solo hay un paso, sólo está decidirla. Antes de matar está la sevicia, infringir dolor a la víctima escogida para el sacrificio. Primero se empieza con una tortura llamada ruido que va subiendo y prolongándose, después, todo lo otro está dado: matar. Una víctima, otra, otras y así hasta perderse la cuenta en una expresión que la institucionalidad mide como indicadores: eventos de riñas el día tal en el lugar equis, tantos muertos, tantos heridos, tantos detenidos, todo tan de diario pasar que se ha vuelto parte del paisaje. 


Si hay Victimario, hay Víctima


Si hay víctima, hay victimario. No es un chiste. Es asunto serio. Es un tema de violencia acústica que está cobrando muertes, asesinatos. Todo este baño de sangre deja una víctima y un victimario. Es pertinente recordar que víctima quiere decir reemplazo, el segundo como lo señala la partícula vice: vice presidente, vicario, alguien que está en lugar de otro. Entonces vale la pregunta ¿a que se debe tanto sacrificio, tantas víctimas? Existe una víctima propiciatoria que desencadena la oleada de muertes a seguir. Ejemplificamos con la prostituta que estuvo a punto de ser linchada, apedreada por la masa sedienta de sangre. Entonces aparece el freno religioso con la expresión:  quien esté libre de pecado, que tire la primera piedra. Es ésta una invención social de remediar la violencia circulante en la masa. Nos viene una pregunta a propósito: ¿Qué solución ha encontrado nuestra sociedad actual para frenar la violencia acústica desatada que está matando gente, mucha gente? Bueno sería indagar sobre cifras dadas que motivan violencias múltiples que denominan riñas barriales y domésticas.


La Esperanza

Nos asiste un consuelo de vida. No todo está perdido. Existen leyes de vida que se imponen, por ejemplo, nadie fue preguntado si quería nacer, simplemente aconteció el hecho, así mismo pasa con muchas cosas en la vida que inspiran y sostienen el bienestar general, por ejemplo, nadie puede abrogarse el derecho de matar a otro y pasar impune, si ello fuera así caeríamos en un Estado de todos contra todos. La Ley contra el ruido es una esperanza.


Todos precisamos de una isla de intimidad, pero también es cierto que los derechos de uno terminan donde empiezan los de los otros. Cada quien puede disponer de su vida como a bien tenga pero siempre y cuándo no afecte la de los demás: por ejemplo, el fumar, el cigarrillo, esgrime el fumador que está en su casa y allí nadie más manda que él, es verdad, pero resulta que usted está dejando escapar el humo que perturba al vecino de arriba, igual pasa con la violencia acústica desproporcionada en decibeles, está afectando la salud de los vecinos, está pasando por encima de los derechos fundamentales de la salud como es de poder dormir sin ruido, no trasnocharse, no estresarse. El ruido no es edificante para una sociedad, por el contrario, la corroe, la destruye, el bullicio y la borrachera. El ruido es un parásito que se instala en cuerpo ajeno para su destrucción. En otra oportunidad escribiremos sobre la diferencia entre Música y Ruido. El Ruido está haciendo correr sangre que mata.


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La Pasión de Estar Juntos

 Por Mauricio Castaño H
Historiador
Colombiakrítica

Juntos Protegidos






La ciudad es pasión por la congregación. Es la vocación de estar juntos del ser social, pues en aislamiento nos perdemos.  La ciudad moderna amasa y concentra: el todo en lo muy poco, es su mayor virtud celebrada. Ella irradia desde el mejor centro selecto el ejercicio de su dominio. El mejor lugar escogido con sus murallas preserva del peligro, se evidencia desde las civitas antiguas. Con una vista panorámica que contemplaba el todo, sensación de dominio no sin sus fortalezas, con sus muros sólidos construidos alrededor, protegía ante enemigos, ello daba cierta seguridad, cierta tranquilidad. Aunque en nuestros días existen ciudades con centros difusos, calles newyorkinas interminables que no conducen ni celebran nada en especial, ningún ágora, sólo es monumento del tránsito rápido, veloz, sin mayores pausas, todos van a prisa como si corrieran, como si huyeran de algo. Acá, una especie de sociometría (Francois Dagonet).


Ciudad de Servicios


En nuestra modernidad persiste esta funcionalidad tecnoeconómica de concentración, en especial de los intercambios económicos y de los servicios necesarios para la existencia humana: salud, comida, vivienda, movilidad, trabajo, educación, esparcimiento o recreación, todo se encuentra allí a dos pasos. La ciudad concentra los mejores recursos, y por el contrario, en aislamiento, en el olvido de Dios, morimos o por lo menos padecemos de lo más necesario, en la escasez estaremos condenados a una vida miserable como en el campo o la campiña que por lo demás produce tedio, después de un corto tiempo, adviene la inevitable aburrición. La vida se define por su persistencia (reproducción) y por el movimiento tanto al interior de nuestro cuerpo como en el mundo que nos rodea, la quietud mata.


Ciudad Atestada de Conflictos


Pero la ciudad también es sinónimo de una sociedad atestada de conflictos, las diferencias entre los hombres mismos acentúa los desacuerdos, el crimen, la exclusión aviva las diferencias entre las clases sociales, las más pudientes pagan sus sitios protegidos y exclusivos, los pobres por el contrario son arrinconados hacia los barrios marginales. Las contradicciones desgarran la ciudad. En la ciudad se vive con miedo.


Donde hay más de uno se dan relaciones de poder. Si hay vida, hay lucha. Y si hay lucha hay resistencia. El flujo de la vida va y viene. A nadie se le pregunta si quiere nacer, simplemente nace. Así mismo existen leyes sociales que preservan la vida misma y la sana convivencia, y por tanto no están sometidas a su aprobación: razón tecnocrática. No matarás, por ejemplo.


La Persistencia de la Ley de la Vida


Pero no todo es dicha, la felicidad no es completa, por donde menos se piensa, salta la liebre. La ciudad presenta problemas que hieren, perturban. La ciudad es confluencia, allí todo converge por sobre todo los hombres con su pasión por estar juntos. He allí la Ciudad. Pero antes, está una razón de vida para que persista en el determinismo biológico que nos asiste: acopiar, almacenar, intercambiar productos necesarios para la supervivencia.


En suma, pasión de estar juntos no excluye el atestamiento de conflictos sobre todo cuando en la ciudad confluye toda la vida, toda una tecnoeconomía hasta las costumbres y la religiosidad. Y desde luego se acentúa más aún las diferencias sociales entre los que tienen mucho, poco o nada


Lo industrial entra en disputa con lo residencial, las clases adineradas se atrincheran, se resguardan a cierta distancia que los mantengan aislados de los conflictos y de las contaminaciones propias de toda ciudad. Gracias a la especulación inmobiliaria se mantienen alejados de los problemas que generan la pobreza y las desigualdades sociales. Pero además de esta necesidad de intercambios materiales, lo social y espiritual se mezclan para favorecer lo cambiante que salva de lo monótono, cerrado y aburrido que puede resultar para una comunidad cerrada sobre sí misma. Disfrutamos del estar juntos pero las diferencias múltiples nos ponen en guardia pero que a la vez nos enriquece, no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista, la vida se impone.


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El Registro de las Almas

Por Mauricio Castaño H
Historiador
Colombiakrítica 

Todas nuestras acciones dejan marcas, huellas, rastros, todo deja sus inscripciones, lo de más adentro de nosotros, nuestro espíritu, nuestro suspiro, nuestra fuerza de respirar que anima, animas, lo que da alma a las vidas, se impregna en las cosas, sale dejando su marca, lo más secreto, lo mental, deja su impronta, y entre ello se encuentran los sentimientos religiosos y sus creencias. «Desde el siglo xvi, el Concilio de Trento (1543 - 1563) obliga ya al pastor a conocer mejor a sus ovejas, a trazar bien el mapa de la parroquia donde milita; entonces se van a constituir los famosos 'registros del estado de las almas', San Carlos Borroneo, reformador de la disciplina del clero y de las comunidades a las que quiere regenerar (1538-1584), no solamente prescribió el mantenimiento de ese Liber estatus animararum, sino que dio indicaciones sobre la manera de redactar esos documentos, obligó a que se entregaran todos los años al obispado». (Francois Dagognet, Filosofía de la Imagen).


Ello se refiere a una meticulosa contabilidad de las conductas; información de los parroquianos, estados de relación con la familia, la profesión, la calle, la aldea; situaciones notables o escandalosas, los que juran en vano, los blasfemos, los adúlteros, los concubinos, amancebados, los usureros, los bígamos. «De acá resulta que se logra encerrar la práctica religiosa, dibujar las zonas -los barrios de la corrupción- un auténtico mapa moral- allá donde abundan los libertinos y los luteranos, sin olvidar los vendedores de sortilegios, las damas de cuatro en conducta, los traficantes».


En nuestros días aún se conservan las prácticas católicas de los sacramentos que buscan sumergir al individuo por una dietética moral: bautismo, confesión, primera comunión, confirmación, matrimonio, extremaunción, ordenación. Estan las obras de misericordia: dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, visitar a los enfermos y a los detenidos. Están los famosos diez mandamientos. Todas estas prácticas sociométricas buscan un ideal de comportamiento humano, que según nuestro saber, la iglesia católica ha logrado toda una simbólica, por ejemplo, revertir o frenar la violencia a través del perdón: el que esté libre de pecado que tire la primera piedra, reza el paisaje bíblico ante la muchedumbre que quería a apedrear a la prostituta, a la mujer adúltera. O la reprehensión de Jesús a uno de sus seguidores: primero ve reconciliarte con tu hermano y luego ven a dejar tus ofrendas: «Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda».


Insistimos, nada tan material como el alma o el espíritu, lo intangible se vuelve sólido, nada más profundo que la piel, ella es membrana que muestra lo de adentro. Todo viviente humano por donde quiera que vaya imprime su alma, exterioriza lo que lleva por dentro, pues todo lo de adentro sale gracias a los utensilios y herramientas que nos prolongan. El espíritu se imprime sobre las cosas, todo ser se exterioriza en la obra realizada, todo el tiempo estamos en el proceso del adentro que sale, no paramos de exhibirnos.


Los hechos sociales pueden ser tratados como cosas, el ser, el espíritu se exterioriza, se imprime sobre los objetos, sobre las cosas, allí dejamos toda nuestro sentir, lo más profundo de mí, nuestra alma, lo de adentro que sale dejando sus huellas, su rastro sobre la materia que tenemos en nuestras manos, es toda una sociografía porque es posible rastrear nuestras acciones sobre las cosas mismas que las inscriben, aparecen sobre ellas para reflejarnos en lo que somos, no existe nada que no esté acompañado de un comportamiento sensible, nada se escapa, no hay nada que no pase por el filtro de nuestros cinco sentidos. 


De allí que todas nuestras acciones tengan por objeto un inventario en el libro de las Almas dispuesto por la Iglesia católica para todas sus parroquias. El balance o empadronamientos es sobre los bautizos, confirmaciones, matrimonios, muertes, entierros. Toda práctica religiosa se ejerce sobre bases materiales, toda acción supone utensilios y elementos tales como el agua, el vino, el pan, todo ritual refiere a un basamento material. Por todas partes la vida comunitaria se materializa, nunca fuimos preguntados si queríamos nacer, simplemente nacimos, el flujo de la vida se impuso, así mismo no se nos pregunta ser buenas personas, hacer el bien, ser generosos, el bienestar general es un imperativo, es una manera de decir prácticas ciudadanas o registro de almas.


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La Imagen y el Ser

Por Mauricio Castaño H
Historiador
Colombiakrítica

Mirarse en el espejo no sin interferencias, no sólo se reproduce nuestra imagen, sino que en el mismo momento en que centramos la mirada en nuestro yo reflejado, constatamos una disonancia, un desajuste que incomoda, nos pone inconformes o por lo menos dudosos de nosotros mismos, constatamos que algo no se ajusta, no encuadra en nuestro ser. No basta cuantas veces retornemos la mirada a nuestro yo duplicado, la duda y la inconformidad saltan sobre un reparo a nuestra propia imagen proyectada y reflejada en el espejo. 


En ocasiones preguntamos a quien tenemos cerca, si esta parte de nuestro rostro se ve bien o no, desconfiamos de la imagen proyectada, guardamos reparos. Es el sí mismo reflejado, doblado, falseado, es el simulacro que hacemos de nosotros mismos, y que tenemos al instante ante nuestros ojos. El espejo devela el interés del yo por reconocerse. Es una especie de fotogramas que dan cuenta de un momento dado del ser. 


La imagen es el doble, reproduce un real en la sombra o en el espejo no sin disminución, acentuando detalles que a simple vista pasan desapercibidos. La imagen salta obstáculos en ese irreal en el que nos sumergimos, es todo un espectáculo, toda una teatralidad a la que asistimos. Pero uno no se divide impunemente. Habitamos el cuerpo y nos inscribimos en él. Estamos ante nuestra interioridad pulsional. 


Una imagen vale más que mil palabras, acostumbra a decirse en la sabiduría popular, y nada mejor para expresar nuestro yo interior que sale, que se exterioriza en el afuera para expresarse, para develarse, para realizarse en la materialidad existencial. Todo es movimiento, sentenció Heráclito. La vida por una experiencia. La ciudad es ajetreo, movimiento y concentración. Por el contrario, la campiña, el campo «que verdea, y sin contenido, descansa, pero bastante rápido ella crea la aburrición; el reposo asegurado desmoviliza». Seguimos a Francois Dagonet un sabio francés actual y desconocido en su libro Filosofía de la Imagen.


Vivir, existir, el pasar, la vida transcurre con las experiencias que construimos, cada quien ve el mundo según los lentes que lleve puestos. Así, nosotros, bípedos sin plumas, capturamos lo real mediante el reflejo que nos llega, es decir, elaboramos la realidad mediante imágenes de un real, un virtual, la misma habitará nuestro cuerpo de pies a cabeza para dar una triada de imagen, imaginación, imaginarios. La imaginación retiene una idea de la cosa, de un real apropiado por cada individuo, el mundo no es más que nuestra representación. La imagen entrará en una circulación casi que inagotable. En los sueños las imágenes son imperceptibles, intocables más sin embargo hacen referencia a realidades de un mundo vivido.


La imagen es síntesis que contiene lo mucho en lo poco. Cada ser es reflejo hacia sí mismo y hacia la ciudad que alberga lo mejor de la vida en todo aquello que almacena, concentra y distribuye, es todo un circuito de intercambios que vivifican la vida. La vida es movimiento, la quietud mata. En la soledad, en la campiña, el solaz dura poco para luego caer en el aburrimiento de nunca acabar, por eso la vida se define como movimiento perpetuo todo el tiempo. Cada individuo es un flujo de vida que persiste una y otra vez con cada reproducción que nos prolonga. El ser se compone de un adentro y un afuera, somos el todo y la parte, el ser que se proyecta en la imagen reflejada.


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Materia y Espíritu

Por Mauricio Castaño H
Historiador
Colombiakrítica


El interior del hombre se vuelca hacia afuera, se exterioriza en los objetos que crea, la obra realizada nos expresa en lo que somos, en el trabajo está la realización del ser. Incluso es la materia la que nos moldea, y en una acto de reflejo se piensa en nosotros. El etnólogo y antropólogo, por ejemplo, reconstruyen pueblos desaparecidos gracias a los objetos dejados, a las obras realizadas. En el corpus está el espíritu, la obra contiene lo incorpóreo. El símbolo salido de la especie humana se alojará en la materia. El afuera aloja el interior, es la obra realizada, el objeto contiene al sujeto, el yo, el interior exteriorizado. La experiencia, la empiria nos devela en lo que somos, construimos la experiencia, lo real organizado.


Es cierto que se ha favorecido a lo largo de la historia un imperialismo del sujeto que se ubica en la cúspide, está coronado como un sujeto, un «yo» supremo, el culto al yo desligado de lo que lo refleja, de la materia. Es una contraposición que devalúa lo concreto, lo real. Esta toma de partido por lo inmaterial hizo carrera, así las cosas, las pobres cosas que nos definen y nos rodean son echadas de menos, desconociendo que son ellas mismas las que reflejan al sujeto. 


Las cosas tanto hacen parte de nuestras vidas que circulan de extremo a extremo en nuestro planeta, entre tantas culturas existentes en la civilización humana. Ello no es otra cosa que los objetos y su circulación, es decir, las mercancías que enlazan y ponen a circular lo más ingenioso y necesario de la invención humana. «El tener, la posesión, ayuda al individuo a devenir él mismo. El tener entra en el ser y lo constituye. Yo soy con y por lo que utilizo». (Francois Dadognet, Subjetividad, 2004, p. 33). La mercancía socializa, en su circulación tejemos sociedad, favorece la relación social, el corpus y el animus,


Todo hacer en el ser es un reflejo de sí mismo, es decir de la materia, del mundo que le rodea, al que está circunscrito, incluso la rutina, las costumbres que en apariencia tienen un revestimiento de repetición pero todo se repite de manera diferente, la diferencia y la repetición es una bina que caminan a la par. Dice Dagognet en la obra citada: «Es verdad que la repetición ha sido desacreditada; en efecto, lo mismo con lo mismo nos lleva a la monotonía, pero lo mismo con lo otro nos desorienta y nos desanima, porque el exceso de diferencias impide la confluencia. Lo que es estimulante -sensorial y filosóficamente- viene del entrecruzamiento y de la aproximación de lo mismo con lo casi mismo, es decir, el más débil grado de alteridad. No conviene ni la ausencia de toda distancia ni la ruptura de contacto». (p. 47).


Lo que interesa no es la repetición de lo mismo, no es un TIC, sino lo que se repite de manera diferente. La materia y es espíritu es una realidad solidaria que de expresan en doble vía, es tan espiritual la materia, la obra realizada, como es tan material el espíritu en el reflejo, en lo que impregna en la materia que interviene.


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